lunes, 1 de junio de 2020

NO SE RECUERDA LO QUE NO SE CONOCE

En tercer y cuarto curso de magisterio las asignaturas de castellano, el correcto uso de la lengua, y  la literatura, invadieron mi centro de interés. Al mismo tiempo que dan comienzo las prácticas con los alumnos de la primaria. El colegio alejandro carbó era el único en la ciudad que formaba maestros . Para lograr esta especialización era necesario disponer de escuela primaria en el mismo edificio , como tenía esta escuela. Los profesores que impartían didáctica nos distribuían los temas que luego preparábamos para dar la clase de una hora en alguno de los siete niveles que constituían los años de la escuela primaria. El día en que dábamos la clase, se sentaban al fondo de la clase los compañeros que realizarían la crítica, la maestra de la clase, nuestra profesora de didáctica y algún otro invitado docente  que se agregaba en la observación. Se tenía en cuenta todo, la presencia, la corrección en el trato, la espontaneidad, la soltura para impartir el tema en cuestión, la modernidad tanto en el contenido como en la preparación del material didáctico. Todo esto nos obligaba a manejar nuevas metodologías en matemáticas por ejemplo, comenzaba en aquélla época la teoría de conjunto con aquellas cajas con tabletas de colores que ayudaban gráfica y visualmente a entender y jugar con las cifras y los números. O en geografía con las nuevas cartografías coloristas.

Todas las asignaturas, abstractas , concretas , plásticas, teóricas,  se apoyaban en un material visual, sonoro táctil, todo lo innovador y sutil que la programación lo sugiriera. El tercer curso marca una nueva etapa en el curriculum  formativo porque las asignaturas como botánica, zoología, latín, asignaturas que yo apreciaba  mucho y que las estudiaba con alegría, y que los profesores que las impartían eran unos entusiastas, docentes de vocación y con carisma. Dieron paso a dos bloques nuevos, por un lado. Matemáticas, física y química que no gozaban  de mi interés  o era porque los profesores encargados de trasmitir estos conocimientos ,  carecían de entusiasmo pedagógico y no me generaron la más mínima empatía. Y por el otro filosofía, pedagogía, didáctica, política educacional, educación democrática, instrucción cívica , además de las historias que dependiendo de los años era historia universal, historia  contemporánea o historia argentina

Los idiomas, el latín y el francés eran estrellas. Tuve dos profesoras de latín en primero y segundo curso que nos enseñaron con buena pedagogía una lengua clásica a la que me gustaría, viéndolo en perspectiva, haberle dedicado mejor tiempo,  estudiado más.aunque aún recuerdo declinaciones o algún pequeño texto memorizado entonces

En francés tuve dos profesores varones, unos dandis, elegantes en la forma y en el contenido, a toda la clase nos gustaban las horas de francés. Se notaba que eran cultos, viajeros y amantes de las nuevas concepciones pedagógicas  las nuevas corrientes se aprenden estudiando, viajando, compartiendo nuevas ideas y nuevas propuestas abriendo la cabeza y el corazón para que los aires de modernidad y de actualidad nos encuentren frescos, deseosos de aprender y de cambiar si es necesario algún resabio de inflexibilidad que nos quede. La educación  no admite dogmatismos, ni malas formas ni incorrección en el lenguaje. El cuidado de la estética en la elección de contenidos  y la trasmisión del buen ánimo que provoca  aprender. Tuve suerte  en los profesores que me impartieron estas disciplinas, también con los profesores , varones y abogados ambos que me enseñaron política educacional , educación democrática e instrucción cívica. Profesionales pero sobre todo pedagogos. Para fomentar la lectura entre los niños y jóvenes, creamos con tres compañeras, la biblioteca infantil del colegio, nos cedieron una habitación grande junto al gimnasio, que decoramos con mucho estilo, para que los niños accedieran a prestar libros en los recreos y construimos un tren de madera con ruedas y vagones y Lo hacíamos circular los días lunes en las primeras horas por todas las clases para recoger los libros que donaban los alumnos y que íbamos cargando en este pintoresco tren que nos habían construído unos carpinteros familiares de una compañera. Esta época me compensó con creces los sinsabores que comencé a vivir con la enfermedad de mi madre. Preparábamos dos eventos con mucho entusiasmo . Uno,  la fiesta de egresadas y el otro, para el que habíamos ahorrado todos los dineros recaudados durante los cursos lectivos organizando fiestas y rifas, era el tan ansiado viaje a ver el mar, iríamos todos los de la clase a mar del plata. Mi madre me había preparado todo, traje para la fiesta, me hizo coser un vestido de muselina azul cadmio oscuro con mangas plisadas que  era un lujo  y con la misma modista me preparó la ropa para el viaje de fin de curso,  diseñó un vestido de piqué  blanco con un rombo rojo en el centro y un sombrero blanco y rojo de ala ancha  y un traje de hilo blanco , pantalón con chaqueta y un chaleco de hilo rojo, todo un conjunto que también  confeccionó la señora que nos cosió todos los trajes de bodas;  fiestas y  celebraciones mientras vivió mi madre que era la diseñadora y ejecutora de todo tipo de detalles necesarios como camelias de tela para lucir en la solapa de los trajes con chaquetas que se ponían de moda  o botones forrados con la misma tela de los trajes o pequeños tocados para las bodas. Mi madre fue una verdadera artista en todo lo que se propusiera, tanto en los diseños como en la ejecución  de lo que le proponíamos. Con cuatro hijas mujeres siempre tenía algún evento entre sus manos. Los diseños con  las telas más diversas y sofisticadas y los tejidos con las combinaciones  de lanas y colores nada se le resistía , sus manos primorosas daban forma a cualquier ocurrencia por complicada que pareciera. Esta habilidad es un don, nosotras, las hermana,  heredamos algunas cualidades pero  la ductilidad , el buen gusto y la alegría conque mi madre ejecutaba todo lo que se proponía, no hemos podido alcanzar ese nivel tan alto.

Cuando pienso que hoy hemos simplificado la vida para hacerla sencilla, práctica  y sin tanto protocolo pienso en mi madre y cómo compartiría esta reducción de tontería. Pero entonces, así se planteaban las cosas familiares. Cuando llegó el día de la fiesta, mi madre estaba ingresada  y me acompañó sólo mi hermano pablo , después del baile, del que guardo bonitas fotos y del discurso con la entrega de las rosas, nos fuimos a casa con la preocupación sobre el estado de salud  de nuestra querida madre.

Pasados unos días pudimos visitarla en el hospital y me pidió que organizara mi maleta y que hiciera con mis compañeras ese viaje tan especial a conocer por primera vez el mar. Así fue cuando después de un viaje de casi veinte horas por la tarde y noche, durmiendo todos en el autobús, nos despertaron y cuando asomé la cabeza por el cristal de la ventanilla, se abrió ante mis ojos aquélla planicie azul  que nunca hubiera podido imaginármela sin tenerla frente a mis ojos. Desde este día hice como un lema en mi  vida  que me acompaña siempre..... No se recuerda lo que no se conoce.

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