domingo, 24 de mayo de 2020

CUARENTA HOJAS

Pienso en el abuelo Antonio. Cómo le hubiese gustado viajar por estos pueblos de la Cataluña de sus padres los Lloveras Virgili. Siempre habló de su relación con los parientes catalanes. Por eso, cuando invitamos a emilia a viajar con nosotros a pasar el verano en una casita en la montaña que habíamos alquilado en bagur, aceptó la invitación y viajó desde argentina para compartir  con mucho entusiamo el mes de agosto de 1987. Emilia llegó pronto, a finales de junio para quedarse con nosotros los tres meses que le permitía el visado como turista. Aprovechaba hasta el último día ese tiempo. Para estar con su hijo , con sus nietos, y conmigo con quien solía aprovechar para conversar largas horas  sobre los proyectos y planes futuros. Este viaje fue muy especial porque nos habíamos comprado  un hermoso departamento muy viejo que había que rehabilitar completo, a pocas calles de donde vivíamos. Nos mudaríamos desde la calle hortaleza a las calles san mateo esquina San Lorenzo. Un primer piso donde los padres javerianos tuvieron su sede y que hoy vendían por no cumplir con la modernización necesaria. Esa modernización o mejor dicho adaptación la haríamos nosotros, tratando de conservar todos los detalles decimonónicos que el piso había mantenido con el transcurso de los años. 

Una finca de finales del xix con la espacialidad en la altura de los techos que respetamos al detalle. Emilia estaba muy intrigada con la elección de la primera casa que comprábamos en nuestra vida. Cuando la llevamos a verla, se sorprendió mucho porque pensó que el trabajo que debíamos afrontar con ese piso era ímprobo. Ya habíamos superado algunas fases negativas, con la contratación de una cuadrilla, dirigida por una señora que se gastó la señal y no comenzó la obra. Reclamamos varias veces y la última, fuimos con la abuela y el padre de la jefa de cuadrilla que tenía una empresa de tragaperras, nos devolvió el dinero en un saco de monedas, como en los tiempos de los buscadores de oro, o de los bucaneros.  A Emilia todo esto le parecían epopeyas del far west. Nada nos desanimaba, conseguimos otra seudo-cuadrilla. Que nos hizo un solado paupérrimo  en un piso que debía tener firmeza para la colocación del parquet. Tampoco esto nos desanimó. Porque tanto  el pintor y encargado de la obra,  de nombre Ángel, un hombre excelente y muy profesional y que nos había pintado el departamento de hortaleza donde vivíamos, como modesto, encargado de las instalaciones de gas, radiadores y caldera, otra joya de trabajador honesto y competente. Nos mantenían la moral muy alta. Contratamos al electricista que tenía su negocio debajo del piso 1º donde ibámos a vivir. Un señor un tanto torvo que cumplió a regañadientes con  la electricidad. No obtante cobró con regularidad y recibió por parte de nosotros muy buen trato, era nuestro vecino de abajo. 

La obra estaba en marcha cuando llegó el día de cargar la ranchera verde para partir a bagur. Habíamos decidido que mario, emilia , paula y antonio, viajaban y yo me quedaba unos días en madrid a controlar a los obreros y luego yo viajaba en bus a bagur y venía mario a reemplazarme unos días. Luego nos reencontrábamos todos a disfrutar dela segunda quincena en esa casita en medio del verde, con una barbacos al aire libre donde instauramos la tradición de los pollos a la brasa y al limón. Los primeros días me dediqué a restaurar una estufa antigua de pared que estaba escondida detrás de un cajón de maderas viejas. Al desarmar el cajón para ver que encontraba debajo, tuve la alegría de encontrar una pequeña joyita de bronce y latón dorado  labrado. Una estufa antigua con hierros negros que restauré minuciosamente en las largas mañanas en solitario en la calle hortaleza mientras el resto de la familia disfrutaba del mar y de las bicicletas que una vez más, cargamos en el porta equipajes del coche. Para completar la recuperación de la estufa me fui hasta los negocios de mármoles del cementerio de  la almudena y compré la pieza de arriba que me la colocó ángel, el pintor con mucho cuidado y mimo. Quedó estupenda y volvió a brillar como en sus mejores épocas de esplendor decimonónicas. Ángel hizo un trabajo impecable en la recuperación de las ventanas, muy altas y con ocho cristales con los junquillos apropiados, diez balcones con dos hojas cada balcón, es decir veinte puertas de más de tres  metros de altura. Lo mismo hizo  ángel con los postigos, cuatro hojas por cada uno de los diez balcones, cuarenta hojas de madera noble que le dieron empaque a aquellas habitaciones altísimas y con un una luz maravillosa.



Cuando llegó mario a relevarme en  estas vacaciones tan especiales por las obras  del piso de san mateo, quedó encantado al ver que los trabajos acordados  iban realizándose en los plazos previstos y con un nivel de detalles que lo animaron mucho. Desde que firmamos el contrato de compra del piso , en presencia  del representante de los javerianos, en una notaría en la calle delicias del barrio de atocha., habíamos acumulado trámites más trámites , y un retraso en las obras considerable. Decidimos que el traslado lo realizaríamos al regresar  de nuestras vacaciones en la costa brava. Por esta razón apresurábamos con impaciencia  la finalización de los detalles. Yo viajé como habíamos acordado  a begur y mario se quedó ayudando en todo lo necesario. Al cabo de unos días nos reunificamos todos mario llegó con un gran asado.y  con gran alegría. Andrés estaba veraneando con nosotros y se sumó ana y venían a vernos los dueños de la casa, una pareja de artesanos argentinos que tenían su puesto de bisutería en las escalinatas del pueblo de begur: les visitábamos todas las noches cuando bajábamos a caminar por el casco antiguo de este pueblo tan lleno de fragancias y nos tomábamos  el helado o la copa después de haber cenado los pollos al limón o las barbacoas de costillas de ternera o los chuletones  que tanto les gustaban a los jóvenes. Cuando llegó mario  fuimos completando las visitas a los pueblos de la región y conociendo las calas y las playas de alrededores Así fue como llegamos a pals,  ese pueblo gótico en el bajo ampurdán , perla de la costa brava por su impecable rehabilitación. Una restauración de la que gozan y hacen gala tantas villas de la zona , parafrugell, fornells, palamós, llafranc, Con sus núcleos de pescadores como sa riera o sa tuna, la villa alrededor del castillo medieval del siglo xi , entre callejuelas estrechas que suben hasta las ruinas de la fortaleza. Desde sus torres defensivas se abren unas vistas extraordinarias.

Aguas transparentes desde sus miradores a alguablava, alguafreda, fornells. También nos llegamos al alto ampurdán. En la provincia de gerona para visitar otras joyas vinculadas siempre al arte, con unos atardeceres  majestuosos como cadaqués, que con su carretera en zig zag  nos deleita con las bugambillas y las lilas que crecen sobre las arquitecturas de piedra, restauradas. La edad media siempre presente en las iglesias del sigloxvi como la iglesia de santa maría desde donde  se abre la bahía con los olivos y las viñas enamorando al mar mediterráneo que aparece y desaparece detrás de estos pueblos tan cuidados para deleite de todos los paseantes. Cuando llegamos a portilligat, la casa donde gala y dalí cumplieron el sueño de todo artista, vivir y trabajar junto a este mar tan azul.

Cuando llegamos a Cadaqués, todos queríamos conocer la casa de  gala y de salvador dalí  este pintor ampurdanés que hizo del surrealismo su escuela  e inmortalizó todo un lenguaje de símbolos y de poesías visuales  psicoanalícas. Estábamos cansados con las continuas caminatas por las callejuelas de cadaqués,  ya era tarde y teníamos hambre, no obstante  decidimos seguir en caravana hasta  portlligat, donde vivió dalí  con gala  su pareja, modelo y musa  de muchos cuadros. Hicieron  de este rincón del mundo la   fuente de inspiración. Aquí compraron con gala varias barracas de pescadores y poco a poco fueron agrandando la casa hasta convertirla en un museo que albergará  parte de  la obra del pintor y sus fotografías
También querían atrapar junto al arquitecto emilio puignau, que les ayudó en el diseño,  los amaneceres, las puestas de sol y las vistas más azules del mediterráneo. Cuando volvimos a casa ya por la noche, bien cenados y con las imágenes frescas en la cabeza de todo lo que habíamos visto, nos sentamos  a relajarnos y hacer nuestras habituales partidas de cartas.

La puerta se entreabrió y apareció nuestro muso que había viajado con nosotros y que regresaba a casa por las noches a comer, dormir , pero sobre todo a recibir los mimos de todos. Hicimos playa unos días y planificamos nuestra visita a girona y a figueras para completar la ruta de dalí, visitando su museo. Un triángulo de oro para los amantes del surrealismo. Paseamos por gerona donde vivían unos amigos, noe y  fernando.  Con quienes compartimos paseos por menorca  unos años después ,  nos guiaron por esas calles  empedradas  del barrio viejo amurallado, llamado "barri vell" de esta ciudad capital del alto ampurdán, nos cautivó la judería  , ese gótico abigarrado  también sus zonas barrocas y las  construcciones novecentistas. Seguimos el recorrido a figueras  donde sábiamos que el teatro museo de dalí no dejaba indiferente a nadie. Es lo más importante que encierra esta zona del pirineo catalán

Nos encontramos con unos muros   color ladrillo con panes incrustados a lo largo de  toda la fachada , con huevos rematando  el tejado y la torre cilíndrica "la torre gorgat" y los inconfundibles  cipreses flanqueando toda la fachada. Aquí descansan , los restos del pintory de su musa gala, es el mausoleo del surrealismo catalán. Emilia estaba fascinada con los recorridos , con los museos, con las calas de aguas tan azules y con las largas conversaciones con los jóvenes en el porche de la casa, en esas noches transparentes y llenas de estrellas Pasaron los días y llegó el momento de partir, el día anterior mientras recogíamos enceres y maletas  hizo su  aparición la tramontana, ese viento desquiciante  que ataca esta zona del mediterráneo  a finales de agosto y que te indica que ya es tiempo de partir-
 

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