jueves, 4 de diciembre de 2025

Dientes de Sierra



La serie de volúmenes angulados en tonos rojizos conforma una cordillera artificial, una composición modular que, pese a sus similitudes formales, exhibe leves variaciones que desafían la noción de la repetición mecánica; estas piezas casi idénticas, con sus inclinaciones y cortes oblicuos, remiten a una geometría dentada, donde cada módulo, aunque comparte proporciones y orientación con los demás, revela una singularidad sutil, estableciendo una tensión visual entre lo uniforme y lo diferenciado, una estrategia que Marisa ha desarrollado en sus recientes investigaciones espaciales y que entronca con una tradición de estructuras seriales con una clara voluntad expresiva; en este caso, el ritmo descendente o ascendente de los volúmenes recuerda una cadena montañosa estilizada, una topografía abstracta que sugiere movimiento y direccionalidad, reforzada por la presencia de una figura humana que escala la escala del conjunto y lo ancla a una dimensión urbana posible; este tipo de composición permite múltiples lecturas: como muros permeables, líneas de sombra y luz o incluso como piezas habitables en su abstracción conceptual, y resulta especialmente eficaz como sistema de repetición flexible que puede extenderse en el espacio sin perder su carácter; en otras palabras, no se trata de una simple acumulación de formas sino de la lógica tectónica que propone una nueva manera de pensar el ensamblaje de elementos similares, con ecos tanto en el diseño paramétrico como en los ensambles constructivos tradicionales .



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