lunes, 20 de abril de 2020

LA BOCA

DESAYUNAMOS TEMPRANO EN UN BAR DEL BARRIO DE LA BOCA cuyo nombre alude a  la desembocadura del riachuelo, así se llama al río de la Plata en el sudeste de buenos aires. Caminamos entre sus calles  repasando el sentimiento de aquéllos inmigrantes sobre todo genoveses que llegaron para  encontrar. Su "dorado" y echaron sus anclas en este antiguo puerto que les ofrecía algún trabajo vinculado a los barcos construyeron sus casas de madera y chapas que pintaron con los mismos vivos colores con los que pintaban los barcos, restos de pinturas chillonas  dieron al barrio una esencia y vitalidad inconfundibles.y que muy bien supo aprovechar el pintor  Benito Quinquela Martín, cuyo museo da luz al barrio. Al igual que la escuela Pedro de Mendoza que conjuga arte y pedagía  su calle caminito, la bohemia de los pintores, los bailarines de tango.
Todo nos producía cierta ensoñación caminamos tanto que ya agotados nos tiramos a descansar y comer nuestra ración diaria. El cansancio nos relajó de tal manera que bettina y mario se quedaron profundamente dormidos. Yo como siempre me toca el puesto de vigía; que asumo con resignación por la imposibilidad de dormir en estas circunstancias. El calor golpeaba las construcciones de chapa que exhalaban como un vapor de agua en ebullición. Me resultó muy difícil despertarlos, ya he comentado alguna vez sobre la capacidad de mario de echarse un sueñito prolongado en cualquier escenario. Situación constante en todos nuestros viajes posteriores. Cuando logré que se incorporaran, nos apresuramos a coger el bote que nos cruzaría el riachuelo hasta la otra orilla. Queríamos conocer de primera mano sobre la densidad de población que acogía esta isla en condiciones por debajo del umbral de la pobreza. El riachuelo olía putrefacto, flotaban todo tipo de desperdicios en sus aguas y el barquichuelo se movía dando cuenta de su fragilidad, no suspiramos hasta hacer pie en la otra orilla. Creo que los tres pensamos sin atrevernos a verbalizarlo que cualquier movimiento impreciso del conductor de la barca podía sumergirnos en estas aguas pestilentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario