sábado, 6 de junio de 2020

VIOLETA

Cuando comenzamos a realizar el curso de born shatare en Lund con mis amigas y compañeras pochi, luisa y marta, encontramos algunas similitudes en los nuevos comportamientos y propuestas entre los jóvenes, los que vivían solos, en pareja o en familia, empezaban a renovar las tradiciones en la elección de cómo elegían vivir.  

Los colectivos de personas también florecieron en esta época en escandinavia y esto nos acercó aún más a la cultura social que ya venía desarrollando la socialdemocracia sueca, marcando una escuela de nivelación social y educacional entre las clases, en especial, el proletariado avanzó generacionalmente mucho comparado con el propio pasado en suecia y ni que decir comparándolo con el proletariado mundial. Veníamos de argentina donde ya habíamos experimentado la independencia  personal en la elección sobre con quién y cómo queríamos vivir, la independización de la familia como ya lo hacíamos muchos jóvenes y la búsqueda de nuevas  alternativas, la encontramos en esos años en muchos de los países europeos. El mayo francés despertó a  una generación,  la del 68 que cultivó nuevas pedagogías, siempre con el background de la libertad personal, la  igualdad social y la democratización  en el terreno político educacional. 

Me sentí feliz de haber traìdo a mis hijos a cursar su vida escolar en esta sociedad. Las  nuevas corrientes pedagógicas se estudiaban , se reflexionaba sobre ellas y se experimentaba con nuevas escuelas y nuevos docentes. Cursaba junto a nosotras kerstin, una compañera  que vivía en el campo, en un antiguo gord , compartía su vida con su compañero, tres hijos pequeños y dos familias más , una monoparental y otra que tenía cinco niños entre los dos y los ocho años.

Era una persona libre y entusiasta, próxima al hippismo pero con una personalidad muy nórdica, y muy vinculada al trabajo, Quedamos para hacer un asado en su casa a 25 kilómetros de lund. Recogimos en mi coche a dos compañeras, más nosotras cuatro. Llevamos ensaladas y frutas y pudimos conocer aquél colectivo autogestionario, donde había huerto, frutales, gallinas ponedoras de unos huevos enormes y lustrosos con los que hicimos unas buenas tortillas. 


Kerstin tenía su pelo rojo, se usaba la gena,en esa época,  y una vestimenta colorida muy indi. Recuerdo que nosotras vestíamos a menudo de violeta porque era el color del feminismo y reivindicativo de las nuevas tendencias educacionales. Fue un sábado festivo  nuestra anfitriona tocaba la guitarra y cantaba algunas canciones de joan baéz que nosotras ya conocíamos de argentina. Nos unían muchas cosas pero sobre todo las ganas  de sentirnos libres y liberadas de tanto atavismos. Las coincidencias fueron muchas pero hubo detalles muy escandinavos que nos costó entender , pero que con el tiempo aprendimos a gestionar, el que querían pagarnos los cigarrillos que invitábamos o la gasolina que utilizaba  y pagaba yo en mi coche cuando las desplazaba a conocer alguna escuela piloto o como en este caso sólo traerlas a este asado compartido a veinticinco kilómetros del centro de lund.  este coche gasolero,  el peugeot 504  testigo fiel de paseos desplazamientos matutinos a llevar los hijos al cole o respondernos en los largos viajes veraniegos.

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