viernes, 17 de abril de 2020

MI ABUELA

Un agücero en toda regla. Elpidio  bajó a abrir la tranquera con un perramo de lluvia que le llegaba hasta los pies, las solapas levantadas tapándole las orejas y un sombrero de lona gris de ala ancha  que le  hacía parecerse a un un personaje de las películas americanas del oeste. Desde aquí se podía ver la casa, en la galería nos esperaban mi abuela, mi tía y elisa que vivía  y cuidaba de ellas. Los perros sentados esperándonos no habían salido a recibirnos como lo hacían habitualmente , por la tromba de agua que caía. Entramos por el camino; elpidio volvió a bajarse a cerrar la tranquera y el coche avanzó despacio hasta la misma casa. Mi tía y elisa habían preparado unas lonas de toldo para taparnos para  que no nos mojáramos hasta cruzar el patio y nos pusiéramos  a resguardo bajo la galería. Nosotros nos reíamos sin parar, creo que el nerviosismo, la emoción y lo excepcionalidad de la llegada nos provocaban estas risas tontas. Yo salí disparada para abrazar a mi abuela que me esperaba como siempre con sus largos brazos en cruz para abrazarme. Este sentimiento lo he mantenido siempre , invirtiendo las piezas ; siendo yo la abuela y mi querido Christian, el nieto. Cerré los ojos y me dejé inundar por la alegría, por fin podía abrazar a mi abuela, un año esperando este momento, es demasiado tiempo para contener tal sentimiento. No quería soltarla y mi abuela tampoco, mis primos compartieron esos brazos y mi madre y mi tía relegaron su momento frente  a la intensidad compartida. Entramos en la casa y la mesa estaba puesta para recibirnos. Los olores, el aire, el ambiente, cada cosa colocada sobre los muebles tenía un significado para mi, todo brillaba con luz propia no hay otro palacio para un niño que el lugar que lo acoge con ternura y donde puede sentirse dueño y señor de esa alegría compartida. Entre bromas preguntas y respuestas transcurrió la comida. Elpidio sentado en la mesa no paró de contar sus mil anécdotas. Decidieron entre todos que se quedara esta noche a dormir  aquí porque la lluvia caía cada vez con más fuerza. Después de la comida, desarmaron las cajas con las flores que depositaron en unos cubos de agua y poco a poco fueron reviviendo  como nuestros  comentarios y los abrazos  suspendidos en el tiempo

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