martes, 21 de abril de 2020

DEBIÓ SER MI MADRE

Reflexionando sobre cómo debió ser y cómo organizaron mis padres el desplazamiento familiar del campo a la ciudad voy a narrar mis sentimientos elaborados con los años. Yo no había nacido aún, fui la única de los hermanos que mi madre dio a luz en Córdoba al cabo de un año de su aterrizaje, por lo que deduzco que pudo venir ya embarazada de mi. Mi padre vendió su casa y negocio que tenía en Sol de Julio donde ya he contado en otra oportunidad que compartía con su hermano mayor. El hermano menor, casado con una de las hermanas de mi madre y en cuya casa se conocieron mis padres también vivía en este pueblo y tenía negocio. Los tres siempre tuvieron campos por la zona al igual que sus antepasados, familia amplia, muchos emparentados entre sí y conocidos pobladores de estas latitudes. También he contado que los unía una actividad política vinculada al radicalismo desde los tiempos de Yrigoyen, en el seno familiar y aún viviendo su padre. La política para mi padre fue una verdadera pasión. Un hombre formado a sí mismo y con muchas inquietudes en el terreno de defender sus ideales democráticos. Hoy podría definirlo como un buen socialdemócrata. Mi respeto por Olof Palme cuando llegué a vivir a Suecia, vincula ese sentimiento que caracterizaba a mi progenitor con la figura de este político, salvando las distancias enormes en el tiempo y en el devenir de la política en uno y otro extremo geográfico de los dos continentes. Mi padre antes de trasladarse con su mujer y sus hijos, y en viajes sucesivos compró propiedades en Córdoba, grandes casonas, siempre con locales de negocio incluídos en las casas. Reproducía así la idea arquitectónica de las espacios donde había vivido con autonomía y suficiencia. Debió ser mi madre la que eligió nuestra casa familiar entre las otras propuestas que ya tenía mi padre Una vez decidido esto, rentó las otras propiedades, en una de estas casonas pusieron los inquilinos una gran curtiembre. Seguramente con la idea de comercializar con ellos las pieles de ovejas y vacunos con las que trajinaban en el norte. Otra casona la alquilaron una familia de japoneses, una novedad en aquél tiempo ya que había muy pocas familias asiáticos. Esta familia instaló la única y enorme tintorería que había por la zona que limpió nuestras ropas durante años. Mi padre entablaba muy buenas relaciones con sus inquilinos a tal punto que muchas de las transacciones se hacían de palabra y sin mediar firmas de contratos. Estas dos grandes propiedades estaban situadas en la ruta más transitada de la zona, porque era la ruta hacia santiago del estero, creo que por esta razón las descartó mi madre que priorizó la proximidad a la escuela a donde fuimos todos a cursar nuestro estudios primarios. Un barrio más tranquilo, de calles muy anchas y arboladas. En Córdoba vivían ya dos hermanas casadas de mi padre con muchos hijos. En otra de las casas , más pequeña y unifamiliar, trajo a su madre y a su hermana pequeña. Otra de las casa la alquiló a un constructor que contrataba mi padre de vez en cuando. Esta casa con los años, la compró a los hermanos una de mis hermanas y la convirtió en su casa familiar. Ese fue el pequeño patrimonio que había forjado mi padre en sus años de mucho trabajo en el norte. Al poco tiempo de instalarse y armar su negocio de ramos generales junto a la casa familiar a imagen y semejanza de lo que tubo en Sol de j¡Julio, fundó junto a otros correligionarios que ya había conocido en sus frecuentes viajes a Córdoba para instalar su familia, el comité de la unión cívica radical de la seccional séptima, a la que pertenecía por zona nuestra casa. Con esto pudo aunar sus necesidades familiares con su pasión por la política. Pasados los años, cuando ya todos los hijos se habían ido de casa, y él había rehecho su vida conyugal después de enviudar de mi madre, con una asturiana, joven y con mucha vitalidad , y que lo acompañó al campo, su otra gran pasión , cumplió con su sueño de traer el comité  de la unión cívica radical, perteneciente a la seccional séptima; e instalarlo en el local de la casa familiar que en otro tiempo fue un negocio. Allí siguió ejerciendo su acción política, siempre desinteresada y que inculcó con éxito a sus hijos, excepto a mi, que como él decía al conocer y respetar la ideología de Mario y mía. Ustedes van más allá en la búsqueda de las libertadas sociales y económicas, no se sienten representados por los partidos existentes.










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