lunes, 13 de abril de 2020

CAMPO ABIERTO

La tarde perdía poco a poco su luz y el cielo en un instante se llenó de estrellas. Cómo puede haber otro cielo más hermoso que éste dijo Mario mientras caminábamos despacio por la calle Hipólito Yrigoyen rumbo a Plaza España. La reunión en una vieja casona cerca del parque Sarmiento transcurrió como era de esperar entre cantores, con muchas buenas voces repasando los cancioneros nuestros. Las guitarras se pasaban de mano en mano junto a las copas de vino que circulaban sin interrupción. En esta velada escuché por primera vez la voz de Mario entonando una samba "La Pomeña"  recuerdo que fijé mis ojos en sus manos para no poner en evidencia que hubiera alguna relación entre nosotros. Pero tengo que decir que me enamoró el momento, la poesía de esa samba que Mario me dedicaba muy especialmente y sobre todo sentir que sus ojos no dejaban de mirarme. Habíamos comido un rico asado y el vino alentó conversaciones y las canciones se sucedieron hasta aproximadamente medianoche. Sentados en el patio debajo de unas parras, Mario pasó su brazo sobre mi hombro y hablamos de tantas cosas como si nos conociéramos desde niños. Relaciones comunes grupos de estudio, aficiones, libros. Cuando me acompañó hasta casa volvimos a mirar el cielo henchido de estrellas y planificamos una escapada a las montañas para volver a mirarlas en campo abierto. 




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