lunes, 20 de abril de 2020

LA LAGUNA DE IPACARAÍ

ENTRAMOS en paraguay, tierras rojas, arcillas magníficas para todo tipo de cultivos tropicales. Recuerdo este pequeño país con un colorido penetrante. El componente indígena con sus trajes regionales y el idioma guaraní nos trasportó a los chamamé y a las canciones donde el arpa es el instrumento musical que aúna y recrea el folclore paraguayo.  La fauna, el plumaje lujoso de sus alados, pájaros de picos coloridos. Seguíamos el itinerario con una alegría y una curiosidad que iba en aumento. Los lugareños nos acogían con gran simpatía, nuestro destino esa mañana era asunción, pero alteramos  el rumbo porque un camionero nos sugirió conocer la laguna de Ipacaraí y es más nos dejó en la mismísima márgenes de la laguna. Allí nos relajamos y por primera vez en nuestro viaje nos pusimos nuestros bañadores, nos tiramos al agua y nos dormimos al sol. El cansancio y la excitación que nos había provocado tan sorprendente viaje nos hizo bajar la guardia y cuando nos despertamos el sol había hecho estragos con nuestras pieles.. Coloradas y asadas vuelta y vuelta,  nos incorporamos sofocados y una invasión de mosquitos nos obligó a tirar de nuestros pantalones y chaquetas vaqueras que no habíamos sacado de las mochilas hasta ese momento por el calor. No hace falta explicar mucho sobre el sofocón que teníamos, abrigados hasta las orejas, con 50º a la sombra con nubes de mosquitos revoloteando sobre nuestras cabezas, más la sensación térmica que produce el haber quemado tu piel como un salmón noruego. Frente a este panorama, nos fuimos al hostal a curar nuestra heridas y ampollas con pancután que compramos en la farmacia y a relajar nuestras mentes después de tanta agresión natural.  Estos son los imponderables de los que yo hablo en los viajes. A pesar de todo, nuestra carta de viaje no decayó y seguía en nuestras manos. Planificamos a pesar de nuestro estado físico calamitoso retomar el viaje hacia Asunción. Esta anécdota me hizo ser más cauta al enfrentarte a las reservas naturales .

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