lunes, 15 de junio de 2020

HACIA LA BODA


Dejamos alemania para adentrarnos en un territorio más próximo; escandinavia.  Cuando has vivido; y te han pasado tantas pequeñas cosas; detalles innarrables por la complejidad de sentimientos que encierran, creas junto al lugar vínculos , tus complicidades; sabes por dónde encaminar los pasos para volver a encontrar el amor y las melancolías gratas. Me envolvieron los lazos  de un paisaje  que me dejó partir y me dejó volver después de veinte años de ausencia y ahora llego de nuevo con el corazón sereno y excitado al mismo tiempo. Tengo una razón , mi hija y el nieto que llegará en octubre. Estamos en julio, el día extiende la luz para encontrar la madrugada  , y los bosques ya poblaron los montes para alimentar a los que invernaron resistiendo otro invierno. Entramos a dinamarca  atravesando los puentes, lilla bält  y stora bält , el pequeño y el gran belt,  pasamos por kolding y por odense , acordándonos de sofie,  roskilde para entrar en copenhague. Compramos aguas y bocadillos y seguimos casi sin pausa hasta malmö, queríamos llegar a lund antes de las ocho de la noche, nuestro amigos roberto y aidé nos esperaban a cenar y nos apetecía ya sentarnos con amigos a recordar nuestros tiempos de camaraderías y comidas compartidas. Nos quedamos un día para tomar café con los amigos en la plaza de lund y encaminarnos hasta la biblioteca para ojear los periódicos y tomar el pulso a este  lugar familiar y muy sólido en el recuerdo. Gotemburgo era nuestro  núcleo , el corazón del viaje y hacia allí nos dirigimos con música de bob dylan y una caja de fresas para ir comiendo por el camino.

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