Después de pasear un día por Lund; viendo amigos, comprando frutas en el mercado de la plaza frente al domus, donde, en aquellas épocas pasadas, aprendíamos el idioma practicando con los agricultores que vendían sus propios productos en esta feria matutina tan colorista y aromática . El" vad kostar det?" era la frase que esperaba una respuesta que probara nuestros incipientes grados de comprensión con este idioma, que nos lo puso difícil al comienzo, pero que poco a poco fuimos amansando como a una fiera que no permite ser domesticada. Las dos noches de comida y charlas con los amigos nos repasó en pocas horas muchos años de acciones colectivas. Familiares e individuales. Vividas en este exilio .
El pensamiento recurrente que venía a mi cabeza durante el viaje a gotemburgo era que todos somos supervivientes de una sucesión indeterminada de naufragios, y lo importante hoy, era que mi corazón flotaba de alegría porque iba a ver a mi hija y a fredrik a quien aprendí a querer al verlo y saberlo a su lado. No los veía desde semana santa pero hablábamos casi a diario, programando y proyectándonos buenas ideas para hacer muy grato y divertido el encuentro familiar con celebración incluida. Llegamos al barrio de majorna después del mediodía, traíamos unas grandes sandías compradas en unos puestos instalados a orillas del camino, el verano nos mostraba su máximo esplendor. Nuestra intención de parar en el centro se desvaneció por la cantidad de turistas que llegaron a gotemburgo en esos días; lo que motivó que nos decidiéramos a alquilar alojamiento a unos kilómetros, a 13 km para ser más exacta , del centro de la ciudad, en el bosque, una zona próxima al aeropuerto, el landvettervägen., en el barrio de partille, una experiencia que pasados los días, nos resultó muy gratificante y así esta zona quedó vinculada en el recuerdo a la boda. Nos hicimos muy rápido con el lugar, teníamos la playa del lago kasjön , a sólo 10 minutos de caminata y nos invitaba esta proximidad a caminar cuando volvíamos cada día por la tarde noche. Además , las instalaciones ajardinadas y terrazas con parrillas- barbacoas y salas comunes con juegos, bibliotecas llenas de libros y por supuesto grandes pantallas para ver el fútbol, películas y las noticias, en un riktiga göteborgska sproket Realmente este lugar nos hizo sentir en casa.
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