viernes, 12 de junio de 2020

AUTOPISTAS


El camino a través de alemania , nos llevaba a suecia, nuestra casa durante seis años, manejábamos el idioma y nuestra hija paula , tendría un hijo allí, eso hacía que mis raíces se extendieran por tierras escandinavas. La banda sonora que nos acompañó a través de las interminables y  excelentemente señalizadas carreteras alemanas fue la del cancionero del cantautor y   poeta  holando-sueco, cornelis vreeswijk interpretando en sueco canciones de víctor jara  como te recuerdo amanda. Este trovador que decía "jag minns dig amanda pa en regnvat gata"..... "och ingenting ar vigtigt utom att du ar kar...." Hicimos un alto en colonia,  quríamos visitar la catedral (1248-1810 ) en el centro de la ciudad. De 157 metros de altura y centro de peregrinación en el medioevo. En esta catedral, los alemanes dejan de lado el románico para emular los nuevos cánones arquitectónicos franceses, donde el gótico de chartres, reims y amiens , demostraban su magnificencia. Entramos y nos sentamos en el centro de aquél recinto inmenso , silencioso y casi en penumbra donde tus ojos se elevan al cielo, y siendo atea como yo soy,  armas tu propia  plegaria invocando a todos tus amores, te acuerdas de tu madre, de tu abuela  y de todos los que no están pero que siguen contigo en esta peregrinación que es la vida. Aquí retomé el pensamiento de que  íbamos a la boda de mi hija paula y sonreí con ellos, pensando en los encuentros que te ofrece la vida. Siempre me gustaron los espacios catedralicios, quise que los modelos arquitectónicos de casas familiares tuvieran como concepto la altura de los techos para que el aire y los pájaros pudieran circular sobre nuestras cabezas. Cuando retomamos las carreteras alemanas nos sentíamos más cerca y con más ganas de llegar, pero el camino es largo y hay muchos puentes que cruzar para llegar a destino. Pasamos por gröningen, oldemburgo, bremen, hamburgo, evitando entrar en las ciudades donde más de una vez en viajes anteriores, perdimos  la brújula y nos  dejamos  llevar entre las  calles empedradas de esta  vieja europa que tantas imágenes ha creado en los imaginarios  colectivos y en los muy personales .

Cuando llegamos a flensburg, en la frontera con dinamarca, y teníamos que cruzar aquella gran isla para entrar a tierras escandinavas , decidimos hacer una pausa , recomponer el aliento y preparnos para disfrutar cada segundo, entre el agua, los puentes, los barcos, y el cielo , que estaba azul como pocas veces lo habíamos visto en nuestros seis años de vida en estos mares.

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