También conocida como número áureo, número de oro, razón dorada, divina proporción o razón extrema y media, esta constante matemática (aproximadamente 1,618...) ha fascinado a sabios, artistas y científicos por siglos. Representada por la letra griega phi (φ), es un número irracional cuya presencia atraviesa naturaleza, arte y pensamiento como un hilo invisible de armonía. Aparece en la estructura de las conchas, en la disposición de los pétalos, en el crecimiento de los árboles, en la anatomía humana, en el romper de las olas y en la distribución espontánea del equilibrio visual. Es un patrón secreto que organiza el mundo sin ser visto. Durante el Renacimiento, esta proporción fue venerada como una clave divina. Arquitectos y pintores como Leonardo da Vinci la utilizaron como guía oculta para estructurar sus obras, buscando una belleza que no fuera meramente subjetiva, sino universal. El rectángulo áureo, cuya relación entre lado mayor y menor es φ, se convirtió en símbolo de esta búsqueda.
En composición visual, la llamada "regla de los tercios" deriva de esta proporción, organizando el espacio para que la mirada fluya con naturalidad. La mano conduce al ojo, y el ojo distribuye el espacio. La figura humana se inscribe en espirales envolventes, y en la música, los sonidos parecen sincronizarse siguiendo ondas que respetan esta curvatura invisible.
Los genios del Renacimiento se movieron bajo estos cánones invisibles para dar lugar a una belleza atemporal. Una belleza que aún hoy reconocemos, sin saber por qué.
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