martes, 26 de mayo de 2020

PAMPANEIRA


Nos alejamos de las serranías de Granada y nos apetecía a todos mantener los sabores serranos por lo que mario propuso bajar hasta salobreña sólo por conocer  el pueblo y sus alrededores y seguir viaje hasta nerja y subir a frigiliana para buscar un alojamiento similar al que nos acogió en pampaneira. Ya conocíamos la sierra de frigiliana  y mis hermanas deseaban recorrer las zonas de cortijos y cultivos que se diseminan por la sierra de la almijana. Y la alhama, dentro del parque natural de las lomas de tejada. Sobre estos relieves montañosos  entre las provincias de granada y málaga , los cultivos subtropicales han ido reemplazando poco a poco aquellos sembrados en terrazas que los lugareños escalonaban poco a poco sobre los terrenos rocosos y  subían a lomo de mula  el resultado de las cosechas en  las plantaciones de subsistencia. Así conocimos en los comienzos de los 80, aquéllos huertos familiares. Época gloriosa de los aventureros que como nosotros, nos adentrábamos para compartir vidas sencillas y llenas de leyendas y que el turismo fue ganando.

Terrenos, huertos, casas mínimas y ventiladas , pedazos de rocas y hasta pequeños cobertizos para el heno de los burros, para convertirlos en la huerta subtropical de la axarquía con los cultivos de mangos, chirimollas; , aguacates, nísperos, guayabas y hasta caña de azúcar para los nuevos habitantes enamorados de los mojitos con yerba buena o los litchis con guayaba o  el copazo de  ron con zumos variados, y rodajas de limón. Alquilamos dos habitaciones en una casa antigua y bien cuidada en frigiliana  en la calle real. La señora reprodujo con creces la atención personalizada y esmerada  que nos brindó en su momento la anfitriona de pampaneira. Aquí permanecimos varios días y compartimos aperitivos soleados con los amigos argentinos que eran ya vecinos de   de este pueblo  y que acostumbraban tomarse el vermouth o el vino del terreno con una tapita de jamón serrano en uno de los bares del zacatín o de la calle chorruelo, tomando el sol glorioso del mediodía en algún rincón florido con vistas al valle y un poco más allá, el mar.

Visitamos las cuevas de nerja, que mis hermanas no habían visto hasta este momento y quedaron sorprendidas, comimos la famosa paella del indio en la playa de burriana, en nerja,  vimos hermosas puestas de sol , y nos despedimos de este lugar  comprando un postre helado con el que agasajamos a esta señora tan especial  que nos hizo muy grata la estancia.

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