miércoles, 13 de mayo de 2020

EL VERDE

Hoy me levanté soñando con la naturaleza y al sentarme a escribir este texto sobre los cursos que impartí en la laboral de la universidad de la laguna en canarias, caminé en mi memoria por el parque botánico de la orotava  ese Jardín Botaníco del Puerto de la Cruz, en Tenerife, creado en 1788 por el Rey ilustrado, Carlos III, para albergar las especies procedentes de los trópicos, variedades exóticas, que una vez aclimatadas eran transportadas algunas para poblar y diseñar los jardines reales de madrid, de aranjuez, de la granja y armar el incipiente Botánico de Madrid junto al Museo del prado, tantas veces recorrido con mis hijos y con mi nieto. El de Madrid fue el segundo Botánico después del diseñado en Tenerife. Caminé en mi mente por las calles del barrio de la orotava, un conjunto histórico, artístico monumental declarado patrimonio cultural europeo municipio al que pertenece el parque nacional del Teide. 

Hice un repaso de este paraíso, de este archipiélago en el océano atlántico, noroeste de África, del sur de Marruecos y del norte del sáhara occidental, puente entre áfrica, américa y europa. Donde el clima subtropical produce una riqueza paisajística enorme,  con cuatro parques nacionales ,que son nuestras reservas naturales a preservar y disfrutar. Me contrataron para dar un programa que ya habíamos trabajado en muchos cursos, diseñados para la comunidad de Madrid, en el área de mujer joven y que en un principio diseñamos para ponerlos en práctica en los talleres del año internacional de la juventud que propició la comunidad en aquélla época de efervescencia creativa. Se desarrollaron programas  para adultos en pueblos y colectivos muy diversos. España estaba despertando poco a poco a extender la cultura a zonas rurales y zonas urbanas periféricas, con índices de analfabetismo muy elevadas y con una energía desbordante, deseosos de aprender y entrar por fin en el circuito de la educación y de las nuevas pedagogía

Llegué a la isla, Las Palmas de Gran Canaria, que me acogía por primera vez.  Un día poco claro, una calima densa cubría la ciudad, el viento del desierto, me dijeron y me instalaron en uno de los artamentos  que  existían en un complejo de alojamientos  para estudiantes que tenían en la universidad laboral. Antes de comenzar los cursos, paseamos por la isla, muy verde en el norte y muy desértica en el sur, hablamos con las encargadas de la organización, me mostraron las instalaciones, los materiales que yo había solicitado con antelación y me pasaron las listas de los participantes a las charlas y a los talleres. Me buscaría cada mañana en mi apartamento, tendría las charlas por la mañana, almuerzo en las instalaciones de la laboral, comedores donde nos reuníamos cada día para intercambiar impresiones, ideas y nos contábamos los contenidos de las conferencias, charlas y realización de talleres prácticos, un momento realmente comunitario y muy bien organizados, después del café, retomábamos la actividad con la ejecución práctica de cada taller. Por la tarde noche cena comunitaria y espacio lúdico con actuaciones en directo de poetas, músicos y algún expositor que contaba su implicación política , como un grupo de saharauis que narraban su problemática o algún grupo local planteando ssus anhelos y sus reivindicaciones. Recuerdo haber compartido con una persona que luego pude ver en la televisión con mucha frecuencia   que en su momento me interesaron sus charlas porque en aquélla época disponía de una radio independiente. Se llamaba Esteban, y recuerdo su nombre porque con los años pude reconocerlo como defensor de la no violencia y de grupos de integración de minorías

Cuando terminó mi semana laboral cogí un barquito y me desplacé a ver viejos amigos que vivían en Tenerife, me buscaron en el puerto y pude compartir con ellos hermosos paseos por la isla, conocerla de su mano y eso no tiene precio, el valor que alguien te muestre sus recorridos más queridos, hace que el viaje tenga un  doble sentido y una doble lectura. Los cursos terminaron con una gran presentación en el anfiteatro del trabajo realizado. Volví a madrid muy satisfecha con los resultados obtenidos y con la camaradería lograda esos días, entre grupos y personas muy diferentes y con planteamientos tan dispares en cuanto a necesidades que se plantearon Este viaje para recorrer las islas es uno de los itinerarios pendientes a realizar con mI familia en especial con mi nieto.

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