domingo, 7 de junio de 2020

ENCUENTROS

Empezaba el verano. Tenía mis ahorros  para hacer un viaje, se complicaron las cosas pues nos enfadamos con mario y tomamos rumbos diferentes. Él se fue  finalmente con un amigo a chile, época gloriosa pues eran los meses de efervescencia del gobierno de Salvador Allende y yo cambié el rumbo y decidí adelantar mi viaje a Buenos Aires que pensaba realizar en el otoño. 

Quería ver a mi amiga y a su nuevo compañero que habían iniciado su relación hacía relativamente poco tiempo y compartían un piso en el centro de buenos aires con otra pareja. Acordamos por teléfono que yo llegaría en autobús y que me quedaría con ellos un mes. Antes de viajar fui a ver a su antigua pareja con quien no me veía con la asiduidad que lo hacíamos cuando estaban juntos. Quería saber cómo llevaba la separación y si quería mandarle alguna cosa o mensaje, que yo estaba dispuesta a  mediar para que la relación de amistad entre ellos no se rompiera. Es cierto que yo los quería mucho a los dos pero mi amiga  estaba por encima de todo. Fui a su casa, volví al barrio donde habíamos compartido muy buenos momentos, lo encontré triste, no había superado la separación, hablamos mucho y creo recordar que me entregó algo para ella. Supe con el tiempo que había rehecho su vida sentimental. Al día siguiente  quedé a tomar un café con un amigo común , también conocía a mi amiga pues estudiaba en la escuela de artes y fuimos muy compañeros. Recuerdo que me llevó de regalo El principito, la novela de antoine de saint-exupéry. Y quiso indagar el porqué viajaba sola, sin Mario. No di explicaciones y quedamos en volver a vernos cuando regresara de buenos aires. 

Los días con mi amiga en aquél departamento fueron muy buenos, necesitaba mi presencia y su compañero lo sabía, lo entendió perfectamente y supo respetar los momentos de complicidad y de largas conversaciones  entre nosotras que habían quedado suspendidas en el tiempo y en el corazón. Le conté de mi visita  a nuestro antiguo barrio y de la charla que había mantenido con su  su ex marido. Le trasladé  los saludos que le hacía llegar nuestro amigo común   con el que compartíamos  grupos de estudio y muchas confidencias,  y sobre todo hablamos de cómo seguían las cosas por córdoba, en primer lugar cómo seguía mi relación con mario, le sorprendió que viajáramos por separado cuando los planes eran  de hacer los dos viajes juntos, el de chile y el del otoño a verlos a ellos y pasear por buenos aires. Hablamos de los procesos políticos  y de tantas cosas en esas largas caminatas por los bosques de palermo o por las queridas calles de buenos de aires, corrientes, florida. Tomamos café en todos los bares que nos pillaban de camino. Fuimos al  mercado de las pulgas de san telmo  a comprar algunas cosas que yo quería especialmente y que las encontré y disfrutamos además  repasando el mercadillo de cabo a rabo., era y es inagotable. No hace mucho tiempo fui  con mario con mi hija y mi nieto y fue imposible abarcarlo por lo  mucho que se ha extendido

Compré discos que quería tener conmigo, como el de Poni Micharvegas cantando el oso de aquitania, balada para un loco de astor piazzolla y amelita baltar, el de susana rinaldi, balada para mi muerte, el disco de claudina y alberto gambino cantando  balada de juan y maría y algún otro que ahora no recuerdo.y que al estar en buenos aires, y escuchar su música y deambular por sus calles, quieres llevártelo todo, los discos, los libros, los parques, los amigos, las madrugadas, todo te penetra de otra manera, quizás la humedad que exhala el puerto y ese río de la plata tan ancho como todo un continente de aguas densas. Las medialunas y las facturas recién hechas que bajábamos a comprar cada mañana junto a los periódicos nacionales. Cuando tomé el autobús de regreso a córdoba estaba contenta al ver que mi amiga había encontrado nuevamente el amor.

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