jueves, 11 de junio de 2020

EINDHOVEN ROTTERDAM AMSTERDAM



Cuando dejamos Brujas el coche nos llevó directamente a Eindhoven, queríamos recorrerla con tranquilidad y visitar la universidad, donde nuestro hijo Antonio llegó cargado de ilusiones, junto a su novia de entonces, también estudiante de arquitectura para hacer un erasmus de un año, luego los planes se fueron ampliando y permaneció en este país cuatro años, cambiando de ciudad varias veces. En esos años no pudimos visitarlo razón por la cual este paseo por la universidad era importante para mario y para mi. Tomamos café  en la tu/e, en neerlandés, Technische Universiteit, recorrimos sus instalaciones y revivimos aquellos años en que  las cartas por correo fueron nuestra forma de comunicarnos . En esta ciudad Mario quería conocer el museo de los hermanos Philips, que desarrollaron la fabricación de bombillas de luz y que motivó luego ese calificativo tan incomprensible para los que desconocen este hecho, de "ciudad de la luz".

Cuando dejamos eindhoven  y nos encaminamos a Rotterdam. Nos llevamos un feliz sentimiento de haber compartido con nuestro hijo esos años de plenitud, que ilustran las fotografías , montado en una bicicleta de color azul para dirigirse a la facultad. El recorrido  que hicimos daba fé a la fama de la que disfruta holanda, de tener tantas ciclovías, las bicicletas inundan sus calles y los parques. Era tiempo de tulipanes y los había en cualquier rincón  y de las variedades y colores más singulares.. Ese paisaje plano que nos condujo al puerto de rotterdam,  nuestro hijo tubo proyectos en su momento de montar aquí su estudio, de arquitectura  y arte  entre los hangares y los grandes galpones que albergaban barcos y mercancías. Un puerto famoso por el comercio que ostentó y ostenta  entre sus aguas. Pensamos que tenía razón al soñar con esos espacios podían albergar también arte y estudios de arquitectura. Tomamos café en sus alrededores y emprendimos nuevamente nuestra ruta  hasta delft, otro enclave privilegiado  donde la facultad de arquitectura  fue escenario de trabajo y estudio para antonio y queríamos conocerlo. Un lugar muy pintoresco, con canales, puentes y una arquitectura delicada y con una solera  cuidada en detalle  Nos gustó ver aquél parquecito de césped muy verde, que era parque y techo de la cafetería de la universidad. Paseamos disfrutando de la ciudad donde nuestro hijo pasó, seguramente, muy buenos momentos.

Habíamos cumplido el objetivo sentimental de conocer estas tres ciudades tan vinculadas al tiempo de la primera juventud de Antonio. Retomamos ruta,  pasamos por la haya,  y seguimos viaje para buscar alojamiento en Amsterdam, había muchísimos turistas y todos los alojamiento donde preguntábamos estaban al completo, pensamos que quizás pregubtando en la oficina de turismo de amsterdam- centro. Lograríamos alguna recomendación importante, y así fue como aconsejados por la guía de turismo que llamó por teléfono avisando que iríamos, llegamos a Harlem, a 20 kilómetros aproximadamente de amsterdam, donde la señora De kooning nos esperaba en su casa alojamiento, Una casa típicamente  holandesa  de dos plantas, la  dueña de la casa habitaba la planta baja y a nosotros nos alquiló la primera planta , una habitación con vistas a la esclusa sobre  el río,  que se abría por la tarde para que pasaran los barcos y luego se bajaba para convertirse en puente. La habitación gozaba de un amplio hall con sofás y una gran biblioteca con libros. Los desayunos  que nos sirvió la señora de koning  en una mesa sacada de un cuadro de vermeer nos entretenía charlando con ella largo rato, un poco en francés, otro poco en inglés.

La señora de koning nos mostró en esos ratos compartidos los bordados a punto de cruz; con motivos holandeses; molinos; flores; sobre todo tulipanes , además de escenas de la campiña  trabajadas al detalle. Una señora que amenizaba muy bien su soledad a pesar de su avanzada edad. En esta casa disfrutamos de los días que nos permitieron desplazarnos hasta amsterdam a conocer el museo de van gogh, el rijksmuseum, , caminar junto a sus canales viendo pasar las barcas y leyendo nuestras guías de viaje  , refrescando la historia del arte  de ese siglo de oro de la ciudad en el siglo XVII, embelesados rememorando los cuadros de Rembrandt y Vermeer, entre otros.

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