viernes, 26 de septiembre de 2025

Las casas de piedra del siglo XIX, paraísos gallegos en plena naturaleza.



Las construcciones de esa época variaban según el tipo. Los pazos, casas señoriales de la nobleza, se levantaron en gran parte durante este período y hasta finales del XIX, dejando una impronta señorial incluso en pequeñas aldeas. Las casonas grandes y solariegas, intermedias en jerarquía, eran a menudo de piedra, con elementos como corredores y galerías que las rodeaban. Las casas de la gente común, de piedra o de ladrillos de barro, utilizaban la pizarra como material habitual tanto en tejados como en paredes. Los hórreos, aunque más antiguos, seguían siendo estructuras elevadas de piedra y madera, verdaderos símbolos de la identidad gallega, con sus pilares y puertas de celosía de madera para guardar las cosechas y proteger el grano de los roedores. Hoy, las casas de piedra se suman a los castros como testimonio de una forma de vida en aldeas rodeadas de huertos y parcelas, donde el ganado disfrutaba de estos minifundios.




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