domingo, 21 de septiembre de 2025

EL SURREALISMO COMO ANTESALA CINEMATOGRÁFICA





El lenguaje visual inquietante de René Magritte, figura emblemática del surrealismo belga, trasciende el ámbito pictórico para anticipar las atmósferas psicológicas que más tarde definirían al cine de suspenso; sus lienzos, cargados de paradojas, yuxtaposiciones y enigmas visuales, no se limitan a representar realidades alteradas, sino que generan una calma perturbadora que desorienta al espectador e invita a una confrontación con el inconsciente, muy en la línea de las estrategias narrativas del thriller psicológico, donde lo no mostrado resulta más inquietante que lo visible y el silencio se convierte en vehículo de amenaza más que de sosiego, recurso que cineastas como Hitchcock dominarían con precisión fílmica, resonando con la capacidad de Magritte para transformar lo cotidiano en algo profundamente extraño mediante alteraciones sutiles pero radicales; ejemplos como la repetición de figuras sin rostro en Golconda o la ruptura poética de La reproduction interdite, donde el espejo refleja la espalda en lugar del rostro, funcionan no solo como curiosidades visuales sino como anticipos de una gramática cinematográfica donde la descolocación y el extrañamiento son claves para construir tensión y profundidad psicológica, ubicando a Magritte no solo junto a las aspiraciones oníricas de André Breton, sino también como precursor visual de narrativas audiovisuales que buscan inquietar, provocar y sugerir a través de la ambigüedad más que de la claridad, revelando así que la frontera entre la pintura y el cine es porosa, especialmente cuando ambos exploran la lógica subterránea de los sueños, los miedos y los deseos bajo la aparente normalidad del mundo. El surrealismo de Magritte no es solo un estilo, sino una atmósfera, una antesala del desconcierto cinematográfico. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario