viernes, 28 de febrero de 2025

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Fernando Zóbel: Vanguardista del Abstraccionismo



Nacido en Manila en 1924, Fernando Zóbel de Ayala y Montoya destacó como un pintor abstracto cuya formación académica en Filosofía y Letras en Harvard, donde estudió a Federico García Lorca, se entrelazó con su temprana pasión por el arte. Durante una inmovilización a causa de una lesión en 1942, comenzó a pintar, explorando técnicas y formas que lo llevarían a desarrollar un estilo singular. Su primera exposición en Boston en 1951 marcó el inicio de una carrera en ascenso, seguida de otra en Manila en 1952. Influenciado por Mark Rothko y la fotografía, Zóbel adoptó un enfoque minucioso en su pintura, donde la caligrafía china tuvo un papel clave en su evolución hacia la abstracción. Al regresar a España en 1955, entró en contacto con la vanguardia artística del momento, incluyendo figuras como Luis Feito, Gerardo Rueda y Antonio Saura, aunque mantuvo fuertes lazos con Filipinas, donde recibió un doctorado honoris causa por la Universidad de Santo Tomás y ejerció como docente en la Universidad Ateneo de Manila. Su estilo, caracterizado por una aparente espontaneidad, en realidad se basaba en un estudio riguroso y una planificación meticulosa. En 1966 fundó el Museo de Arte Abstracto Español en Cuenca, un hito cultural diseñado en colaboración con Gerardo Rueda, Gustavo Torner y otros artistas del llamado Grupo Cuenca. En 1980, donó su colección a la Fundación Juan March, consolidando su legado. Falleció en Roma en 1984, dejando una obra que fusiona la tradición y la modernidad en una síntesis única.


















 

El equilibrio y la armonía en la obra de Gerardo Rueda


Gerardo Rueda, nacido en Madrid en 1926 y fallecido en la misma ciudad en 1996, fue un pintor y escultor esencial en la abstracción española del siglo XX. Su labor artística y su visión innovadora lo llevaron a fundar el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, junto a Fernando Zóbel y Gustavo Torner, configurando un espacio clave para el desarrollo de esta corriente en España. Su formación en el Liceo Francés y su contacto temprano con el arte le permitieron absorber influencias diversas. En los años 40, su fascinación por el cubismo lo llevó a copiar en pequeños cuadernos obras de este estilo, lo que marcó su orientación estética. Paralelamente, exploró paisajes, figuras humanas y arquitectura, centrándose en la composición y el volumen como elementos estructurales. Su incursión en el collage en 1953 significó un punto de inflexión en su trayectoria, combinando materiales como cuero, papel y textil, en una búsqueda por integrar lo pictórico y lo objetual. Posteriormente, la serigrafía y la estampación, desarrolladas en Cuenca, ampliaron su repertorio técnico y consolidaron su lenguaje visual. Rueda logró un equilibrio compositivo basado en la geometría y la pureza formal, generando una obra donde la armonía y la experimentación coexisten en un diálogo constante. Su legado sigue vigente, reafirmando su papel en la consolidación del arte abstracto español.