Nacido en Cuenca en julio de 1925, Gustavo Torner fue una figura clave en la renovación del arte español del siglo XX. De formación autodidacta, dejó su carrera de ingeniero forestal para dedicarse a la creación artística, explorando la pintura, la escultura y la experimentación con materiales innovadores. Su obra, influenciada por el arte abstracto y el constructivismo, se caracteriza por el uso de texturas, geometrías y materiales industriales, rompiendo con las formas tradicionales. Su carrera despegó en los años 50 y 60, cuando se unió al Grupo de Cuenca, junto con Fernando Zóbel y Gerardo Rueda, contribuyendo a la creación del Museo de Arte Abstracto Español en Cuenca en 1966. Este espacio se convirtió en un referente del arte moderno en España. Torner trabajó con materiales diversos, como hierro, madera, vidrio y cartón, explorando su potencial expresivo en obras que desafían la percepción y el espacio. Entre sus contribuciones más destacadas está su colaboración con el Museo del Prado, donde, junto con Rueda y Zóbel, modernizó la museografía de la colección. Además, sus obras han sido expuestas en importantes museos y bienales internacionales, consolidándolo como un referente del arte abstracto español.
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