Fernando Botero, nacido en Medellín, Colombia, en 1932, y fallecido en 2023 en Montecarlo, fue un artista integral cuyo estilo figurativo, apodado "boterismo", destacó por sus personajes y objetos de proporciones voluptuosas y una volumetría que desafiaba la tradición. Su carrera inició con una exposición en Medellín en 1948, alcanzando reconocimiento internacional tras ganar el primer premio en el Salón de Artistas Colombianos en 1958. Sus obras abarcaron múltiples técnicas, desde óleos y acuarelas hasta esculturas en bronce y mármol, representando temas que mezclan lo cotidiano, lo histórico y lo universal, como escenas de la vida latinoamericana, mitología, crítica política y reinterpretaciones de obras clásicas. La tragedia personal marcó su vida, como la pérdida de su hijo Pedrito en 1974, un evento que influyó en la profundidad de su trabajo. A lo largo de su trayectoria, Botero donó numerosas obras, enriqueciendo instituciones como el Museo de Antioquia y el Museo Botero en Bogotá. Sus esculturas adornan espacios públicos en ciudades como Nueva York, París y Dubái, consolidándolo como uno de los artistas latinoamericanos más cotizados. La crítica celebra su capacidad de imprimir identidad y crítica social en su arte, mientras su estilo inconfundible lo posiciona como un icono del arte contemporáneo. Su legado trasciende la pintura y escultura, dejando un impacto cultural invaluable que conecta el arte con las emociones universales y las raíces de América Latina.
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