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Sus letras reflejan la profundidad de su conexión con la tierra y su espíritu errante. En sus palabras, "De un sueño lejano y bello, soy peregrino", nos invita a adentrarnos en sus pensamientos nómadas y melancólicos. Su vida se asemeja a la metáfora de un río, llegando cantando y, sin que nadie lo sepa, despidiéndose llorando. Atahualpa Yupanqui es un viajero de piedra y camino, cuya existencia está marcada por un destino inalterable. Sus versos resuenan como un eco lejano de un sueño, recordándonos la fugacidad de la vida y la eterna conexión con la tierra que lo vio nacer.
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