LAS FLORES GRANATES DE LAS BUGANVILLAS SE ARREMOLINARON
ARRINCONÁNDOSE EN LAS ESQUINAS DE LAS ESCALERAS BLANCAS
AZUCENA
BAJÓ DESPACIO LOS TREINTA PELDAÑOS ENCALADOS Y TAPIZADOS DE HOJAS
YA HABÍAN DESAPARECIDO LOS AROMAS DE LAS DAMAS DE NOCHE Y DE LAS GLICINAS
SÓLO OLÍA A LEÑA Y A LEVADURA
LOS DÍAS DE VERANO SE AGOLPARON EN SUS OJOS
Y LA MELANCOLÍA MARCÓ EL COMIENZO DEL OTOÑO
Y LA SOLEDAD LE PUSO CARA A SUS SUEÑOS
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