martes, 7 de enero de 2014

NAUFRAGIOS


Silencio de brisas y rugidos

Olor a tierra seca de pescadores

Montañas broncas, desgarradas,

quebradas por el viento persistente


Pedregales húmedos,

cuevas de cangrejos y alacranes

Luz de luces,

blanca, amarilla, calcinada


Dolor perdido de desiertos,

naufragio amargo,

lugar herido

de ilusiones rotas.


Costa frente a costa,

proximidad y lejanía.

Paraíso e infierno


Espejismo huidizo y elocuente

de tantas barcas sin destino.

Refugio oscuro de designios.

Cuenco fugaz de abrazos ateridos.

Salvavidas pétreo

de un horizonte errático.


Pisé la arena

Y vi tus ojos

oí tus gritos

de socorro, vanos


El rugir del mar

sofoca los sollozos.

sólo se oyen las risas

de la gente que navega.


Los náufragos no tienen ojos,

ni voces, ni ronquidos.


Murieron más allá,

en las rompientes de las aguas,

antes de que la ola amiga

los abrace y los proteja

de las fauces






No pudieron alcanzar la costa.


La arena suave

que calma los sollozos y la angustia

se diluye

al igual que el futuro prometido


Ya sólo esta planicie eterna

te llenará de luces

cabalgará contigo

entre desiertos

y te hará arena, sol, oasis


Mar, mar de todos

Satén ondulante y plomizo

Hueco del cielo.


Espuma continua de hilos violáceos

Ilusión azul de atardeceres.

Guarida de peces y mamíferos.


Un día hablarán después de muertos

abrirán las olas con sus gritos

y allá lejos

en el horizonte de un mar

oscuro y tenso

surgirán mil barcas nómades

para poblar con voces y susurros

este desierto azul de pescadores




Marisa Caminos  2014

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